jueves, 5 de abril de 2018

Ay desamor, mi amor, sólo fuiste un espejismo


Como aroma que se esfuma,
como nube que se aleja,
como estrella fugaz,
así te viví yo.

Sólo fuiste un espejismo.

Y fue entonces que se hizo la luz
y la venda que me cegaba
se desvaneció,
y mis ojos pudieron ver, 
por fin,
la verdad en los tuyos:
un frío desalmado
que me heló
el alma.

Y fue entonces que intuí,
loco de dolor, 
la cruel realidad,
la náusea que al verme sentías.

Y fue entonces que comprendí,

que no eras más que humo,
una ilusión falaz, 

una engañifa,
un timo despiadado 

del destino.


Y fue entonces que mi alma,
lancinada de pena,
 se desgarró
en sangrantes heridas 
que nunca sanarán,
y mi garganta al vacío lanzó
un grito de amargura

que jamás escucharás:

"¡Adiós para siempre, adiós,

  nunca nadie te querrá como yo!"